Carta a una madre.
Esta es la carta que quería enviarle a una madre de una pre-adolescente de 12 años, que finalmente no pude enviar. Es un hecho real y estoy seguro de que hay muchos parecidos con otros hechos reales.
Hola, mi nombre es Norberto González, soy policía y he trabajado durante varios años persiguiendo delitos en internet, sobretodo relacionado con abuso de menores. También he estado esos años dando charlas de concienciación de los riesgos de internet en los colegios tanto a los niños (para que hagan un uso responsable), como a los padres (desafortunadamente pocos padres) para que tengan una guía de cómo ayudar a sus hijos a tener una experiencia positiva usando la tecnología. Terminada la presentación le comento el motivo de mi correo.
Soy seguidor de su hija A… en Instagram, mi intención al solicitarle seguirle era conocer lo que hace un familiar de la misma edad, familiar con quien su hija comparte nombre de usuario y diversas publicaciones. Mi Instagram tengo algunas fotos mías y nada más, no es una app que suela utilizar. No me costó nada que me aceptara, únicamente la petición de amistad, sin preguntas, sin decir quien soy. Mi sorpresa vino cuando empecé a recibir notificaciones de que su hija estaba emitiendo en directo un video a través de Instagram, quiero decir, que según se estaba grabando en video, se estaba emitiendo al mundo a través de Instagram, eso sí, únicamente para sus seguidores ya que el perfil de su hija es privado. ¿Le he comentado ya que yo, un desconocido para su hija, estoy dentro de ese ‘mundo privado’?.
En esa emisión de videos, su hija no hacía nada, o sea, no utilizaba ese sistema para mostrar al mundo una forma de jugar a la play, una técnica de estudio, algo que ella conoce y tiene como hobbies… Sólo mostraba su imagen y esperaba a que las personas que la estaban viendo en ese momento, le dijeran cosas. Bueno, esos videos nos en directo y no un archivo que se pueda pasar de uno a otro, cuando termina la emisión, no queda guardado en ningún sitio. Intenté que le avisaran, pero la respuesta fue ‘lo hacen todas’.
El domingo comenzó una nueva emisión en directo, entré a verla junto a mi mujer para explicarle que eso de no hacer nada y esperar a que te dijeran cosas, sólo lleva a que te pidan escenas sexuales. Efectivamente, al poco uno de los seguidores comenzó a decirle en inglés “Quiero sexo contigo”. Evidentemente su hija dijo “qué asco”. Yo fui a por mi cable usb, conecté el móvil al portátil y comencé a grabar esa emisión en directo, o sea, la convertí en un archivo de video, eso que una vez terminado ‘no queda en ningún sitio’. En ese intervalo que estaba grabando, su hija le respondía al solicitante de sexo ‘yo sex with AL…’, o sea, que sí quería sexo pero con otra persona. Eso parece que le quedó claro al solicitante, dejó de pedirle sexo y comenzó a pedirle que mostrara su culo. Aún tardó un rato en cortar la emisión.
Cuando nos piden algo a lo que no estamos acostumbrados, lo rechazamos en primera instancia. Cuando nos lo siguen pidiendo constantemente, terminamos por normalizarlo, verlo como una cosa normal, y al final contestamos y aceptamos, sobre todo porque creemos que nadie nos ve, porque nadie dice nada.
Las estadísticas dicen que sí, pero mi pregunta es: Si su hija sigue utilizando la tecnología de esa forma, ¿cuánto tiempo cree usted que tardará en desnudarse? ”””
Hasta aquí el correo…
Para mi, un chaval/a que tiene un canal de Youtube y lo utiliza para crear algo y mostrarlo al mundo le sirve para aprender porque utiliza su imaginación y crece en creatividad. La interacción que genera está relacionada con aquello que crea y muestra en sus videos. Mientras que emitir tu propia imagen tumbado en una cama….sólo genera que te digan lo que tienes que hacer.
Prohibir no es una forma de enseñar. Se enseña mostrando los peligros y enseñando a ser responsable, ayudándoles en aquello que muestran más interés. Hay que motivar sus inquietudes y creatividad.
Hay mucha gente que desinteresadamente damos las claves a los padres/madres para que sepan enseñar a sus hijos en diversos campos, no dejen pasar esas oportunidades de crecer como padre/madre porque será más beneficioso para sus hijos de lo que creen.
Y no, no lo hacen todas las niñas ni todos los niños, lo hacen muy pocos. Realizar una videoconferencia por WhatsApp con un amigo es igual que si quedan en el parque para hablar, lo que no es, es emitir en directo al mundo sin nada que contar.
Prohibir utilizar una app no evita que conversen con extraños, con cualquiera de los millones de app que existen, se puede mantener una conversación.
Estamos en la era de la información al instante, si no saben cómo resolver un problema, utilicen google o su buscador favorito, al instante tendrán una orientación.
Quieran a sus hijos
Norberto González [@Nicky69es]